Reproducción y desarrollo
Uno de los requisitos principales para colonizar espacios áridos es la garantía reproductiva, es decir, la protección de los huevos y el esperma frente a la deshidratación.
Apareamiento y época de reproducción
Durante la época de apareamiento las hembras desprenden feromonas sexuales atractivas para los machos, quienes, habiendo encontrado a una, intentan excitarla mediante movimientos llamativos. Cuando la ha "convencido", se agarran entre sí de las tijeras y comienza un baile que a veces dura horas. Al comienzo del ritual se agarran los machos a las hembras no sólo con las tijeras: también le clavan el aguijón venenoso a la delgada piel del brazo-tijera de la hembra. Intentará estimularla; aunque todavía no está claro si el macho también le inocula veneno.
Durante la danza de apareamiento conduce el macho a la hembra a veces a lo largo de varios metros, y busca con los pectines el sitio ventral apropiado para su espermatóforo. Entonces tira de la hembra, para que el semen pueda entrar directamente en ese poro. Tras lo cual finaliza el baile y la pareja se separa rápidamente —a veces sin embargo se produce la ingesta de la pareja (canibalismo)—. Ambos sexos pueden aparearse varias veces a lo largo de la vida, de entre ellos la hembra de las Buthidae ha sido observada copulando mientras una anterior pareja seguía sobre su espalda.
Los machos depositan el esperma en un recipiente desarrollado "ad hoc", el espermatóforo, que protege a los gametos de influjos externos. Sin embargo, ya que la mayoría de las especies viven en regiones sequísimas, esta protección sola sería insuficiente, si además la hembra no recogiera la cápsula en el tiempo más breve posible. Para ese propósito sirve la danza nupcial, similar a la representada en el documental de Disney El desierto viviente.
Durante la época de apareamiento las hembras desprenden feromonas sexuales atractivas para los machos, quienes, habiendo encontrado a una, intentan excitarla mediante movimientos llamativos. Cuando la ha "convencido", se agarran entre sí de las tijeras y comienza un baile que a veces dura horas. Al comienzo del ritual se agarran los machos a las hembras no sólo con las tijeras: también le clavan el aguijón venenoso a la delgada piel del brazo-tijera de la hembra. Intentará estimularla; aunque todavía no está claro si el macho también le inocula veneno.
Durante la danza de apareamiento conduce el macho a la hembra a veces a lo largo de varios metros, y busca con los pectines el sitio ventral apropiado para su espermatóforo. Entonces tira de la hembra, para que el semen pueda entrar directamente en ese poro. Tras lo cual finaliza el baile y la pareja se separa rápidamente —a veces sin embargo se produce la ingesta de la pareja (canibalismo)—. Ambos sexos pueden aparearse varias veces a lo largo de la vida, de entre ellos la hembra de las Buthidae ha sido observada copulando mientras una anterior pareja seguía sobre su espalda.
Grosphus flavopiceus |
Reproducción
Tras algunos (hasta doce) meses pare la hembra crías vivas (vivíparos), los huevos se incuban pues en el útero. El número de ejemplares por camada puede elevarse según la especie a entre dos y más de cien. La prole es blanca al nacer y rodeada de sendas pieles embrionarias (corion). Tras librarse de esta membrana, trepan a la espalda materna, donde permanecerán hasta su primera muda de la piel, un proceso que según la especie y factores externos, experimentarán entre los uno y cincuenta y un días de vida. Según la especie también, puede portar sobre sí entre veinticinco y más de cien crias de escorpiones que alimenta valiéndose de sus propias reservas energéticas corporales, proporcionándoles líquidos a través de la dermis. Durante todo este tiempo se muestra especialmente agresiva.
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